Empeñados en desilusionar

Las últimas encuestas de intención de voto revelaban que, finalmente, el PP aventajaba abiertamente al PSOE. Quizás algo tan sencillo con éso hubiese significado un tenue halo de esperanza en medio de la crisis que nos acongoja y nos acojona. Sin embargo, los peperos no han sabido mantener esta indudable ventaja y han consentido que tormentas como el fiasco de Madrid 2016, el caso Gürtel y, ahora, el control de Caja Madrid hayan convertido un futuro ilusionante en un horizonte todavía más negro para todos. Muy mal por Rajoy, que no está sabiendo gestionar ni siquiera su democracia interna.

Adiós a Andrés Montes

Pobre hombre. Tantas veces que le critiqué por su peculiar forma de narrar los partidos de fútbol, y ahora va y se nos muere casi en plena juventud. Andrés Montes tenía apenas 53 años, y su habilidad para adaptarse al modo americano de vivir el baloncesto le llevó a fichar por La Sexta para hacer lo propio con respecto al balompié. La verdad es que tantos motes (a Xavi le llamaba "Bogart", a Raúl "Tom Cruise", a Puyol, "Tiburón") y tantas chorradas ("Fútbol con fatatas") se hacían un poco intragables, pero su estilo era tan personal e intransferible (¿cuántos nombres de comentaristas trascienden al gran público?) y alguna de sus frases ("La vida puede ser maravillosa") tan antológica, que difícilmente podremos olvidarle.

Un Nobel para un novel

Todavía me causa estupor (y algo de sorna) la designación de Barack Obama como Premio Nobel de la Paz. Están locos estos suecos. ¿Alguien puede explicarme en qué se han basado para otorgarle al marido de Michelle tal honor? Que sí, que es el presidente negro de la Historia de los USA, que el hombre tiene buenas intenciones y, al menos, ha anunciado que va a retirar el programa del escudo anti-misiles que proponía su predecesor, pero ¿premiar tan prematuramente a Obama no predispondría, por ejemplo, a Zapatero, como sucesor en el galardón, aunque sólo sea por haber patentado lo de la Alianza de Civilizaciones?

Madrid se queda sin Juegos

Las grandes expectativas generan grandes decepciones. A veces tendemos a olvidar que, sobre todo en el deporte, para que uno pueda ganar, otros deben perder. España ya había organizado unos Juegos Olímpicos (Barcelona ’92) y, a la hora de adjudicar los del año 2016, los organizadores debían considerar no sólo ese detalle, sino también que los de 2012 (Londres) tendrán lugar en el mismo continente (Europa). Por el contrario, Brasil como país y ni siquiera Sudamérica como continente habían acogido anteriormente unas Olimpíadas. Si su candidatura no era del todo mala, ¿quién tenía realmente más posibilidades de ganar…? Sí, es una pena que, por segunda vez consecutiva, Madrid se quede sin Juegos, pero ¿no era algo lógico y previsible?