La muerte en directo

El cáncer terminal ha terminado, según lo previsto, con la vida de Jade Goody, la ex–concursante de la versión británica de “Gran Hermano” que vendió todas las exclusivas de su vida desde que fue expulsada de la mediática casa. Se me ocurre equipararla con la también ex –hermana Aida Nízar, a la que no le deseo un cáncer pero que también supo rentabilizar su paso por el concurso. Lo curioso es que Goody pasó de ser una de las mujeres más odiadas de su país (cuando estaba sana) a convertirse en una especie de mártir tras haber fallecido prácticamente ante las cámaras. Lo sucedido me recuerda al argumento de aquella película protagonizada por Romy Schneider cuyo título he tomado prestado para este artículo, pero a mí, personalmente, no me conmueve la agonía de la “pobre” mujer, sino la estupidez de los telespectadores ingleses que aceptaron formar parte de tan truculento juego.
Comentarios
Hay quien vende su vida por "avaricia", ¿porqué no hacerlo por unos hijos?.
MC
besitos Marisa