jueves, 12 de noviembre de 2009

Pecadores públicos



La Conferencia Episcopal se descolgó ayer con unas estremecedoras declaraciones en las que anunciaba que cualquiera que practique el aborto y también cualquiera que vote a favor de su despenalización o de la modificación de la Ley que lo regula será un “pecador público” convicto de un pecado mortal, susceptible de ser considerado hereje y, por tanto, se le negará el sacramento de la Comunión, tras lo cual (obviamente) se iniciará el trámite para su excomunión. Por suerte, no dijeron nada acerca de que tales demonios abortistas y pro-abortistas fuesen a quedarse calvos, morir víctimas de un devastador cáncer de bulbo raquídeo o, si gozan de buena salud, ser quemados vivos en la hoguera e ir directos a un Infierno en el que Satanás les obligaría a ver, sin solución de continuidad, todas las ediciones de “Gran Hermano” aderezadas con los highlights de “Sálvame”. ¡Menos mal! Ese resquicio de esperanza les queda.

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