jueves, 5 de marzo de 2009

Ojo por ojo


Una inmigrante iraní que vive en Catalunya invoca la Ley del Talión para exigir justicia… ¿pero qué justicia?. Hace unos años, un ex-novio al que rechazó le arrojó ácido sobre la cara , dejándola marcada y, lo que es peor, dejándola ciega. Ahora, la muchacha se marcha para Irán dispuesta a exigir el cumplimiento de la Ley islámica, que le permitirá dejar ciego de un ojo (dado que, para los iraníes y algunos otros musulmanes, la mujer vale la mitad que el hombre, la agredida que pierde dos ojos “sólo” puede aspirar a arrebatarle uno a su agresor) al individuo que destrozó su vida, si bien la interfecta está estudiando la posibilidad de pagar 20.000 euros de nada para poder cobrarse, también, el otro globo ocular. ¿Por qué llaman a ésto “Ley” cuando deberían llamarlo “venganza” o simplemente “barbarie”?.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Primero me gustaría saber la condena que le cayó al individuo. Si es que le cayó alguna.
Vemos las cosas desde una España Democrática, y desde una España Democrática, me pregunto, ¿porqué allí la mujer tiene la mitad de valor que un hombre?. ¿Porque lo dice la Ley islámica?. Me "cago" en algunas leyes.
No me gustaría pensar que le desearía a ese "sin nombre" (porque no me sale alguno que le cuadre), si eso mismo le llega a suceder a una hija/o mío.
¿Sed de venganza?, no lo sé.
Creer en las Leyes, no lo sé.
¿Quién le devuelve la hermosura, vista y felicidad a esa chica?. Nadie.
¿Qué derecho tenía ese impresentable para una cosa así?...¿que era su ex-novia?. Nada más.
Ponte en situación. Tú tienes una niña. ¿Qué le desearías a alguien que le destroza la vida a tu niña del alma?.

Saludos;

MC

Anónimo dijo...

Uffffffffff……. Peliaguda cuestión. En primer lugar, agradecer tu visita a este mi segundo blog, tan necesitado de lectores y de comentarios (aún más que el primero). Como ya sabes, “Perlas del Guadalentín” se caracteriza por sus análisis BREVES de algunos temas de actualidad, en contraposición a la extensión con la que suelo explayarme en “Historias e Historietas”. Con respecto al tema de la justicia, de la venganza y el ojo por ojo, es evidente que un análisis a fondo nos llevaría más espacio que el que le dediqué a transcribir la noticia en cuestión. Pero de antemano te digo que lo que no podemos es caer en la tentación de volver a los tiempos de la Ley del Talión y el Código de Hammurabi. Si a mi hija un coche la atropella (Dios no lo quiera), ¿qué castigo debería proponer yo para el conductor? ¿Qué se me permitiese a mi atropellarle a él, o, mejor aún, a su hijo o hija? No quiero ni pensar lo que, en tal situación, exigirían, sin ir más lejos, los familiares de las víctimas del terrorismo. “Mi padre murió tiroteado en la nuca por un pistolero de ETA. Dicho pistolero también ha de ser ejecutado de igual modo”. “A mi madre la mató una bomba mientras esperaba el autobús. Exijo que a sus asesinos también se les coloque una bomba bajo sus pies”. Una cosa es que todos estemos en desacuerdo con la excesiva condescendencia de la justicia, y otra muy distinta que se nos permitiese llevar a la práctica lo que, indudablemente, sería un deseo natural formulado “en caliente”: “Ojalá sufras lo mismo que me has hecho sufrir a mí”. A mí me repatea el que a un asesino convicto condenado a cien años de prisión se le libere a los diez años por buena conducta, pero la solución ante éso debería ser reformular los criterios que rigen la Justicia y su aplicación, pero nunca legitimar la venganza otorgándole rango de ley (efectivamente, estoy en contra de la pena de muerte). Ahí es donde debe exigirse que los Jueces sean justos y apliquen lo mejor posible los mecanismos (multas, inhabilitación para ostentar cargos públicos, ingreso en prisión, etc.) de que disponen, y que dichos mecanismos se endurezcan hasta lograr, en determinados casos, la cadena perpetua. Y, por supuesto, estoy convencido de que una mujer vale exactamente lo mismo que un hombre, porque ambos son seres humanos y personas. En cuanto al derecho que se supone que tiene alguien para herir a otro alguien, salvo que sea en un caso de legítima defensa, pienso que ese derecho es NINGUNO. Espero haber respondido convenientemente tu comentario. Gracias nuevamente, y un saludo.

Anónimo dijo...

Pero eso fué premeditado, con alevosía..
Sólo me preguntaba ¿qué le desearías?.

MC

Anónimo dijo...

Vaya, qué rápida en contestar. Vamos a ver, ¿y qué tiene que ver la premeditación para que cambie mi opinión acerca del "ojo por ojo"?. Repito: en caliente supongo que reaccionaría con justa ira e indignación si a un ser querido alguien le causara un daño irreversible premeditada y alevosamente, y le desearía lo peor de lo peor. Pero, una vez pasado ese momento, una vez calmado, pienso que "simplemente" exigiría que el interfecto fuese castigado con toda la contundencia que permitiese la Ley. Creo firmemente que así deben ser las cosas en el seno de una Democracia, de un Estado de Derecho. Saludos.